El atractivo de la mujer Capricornio va aumentando a medida que pasan los años. Y aunque no ostente una belleza escandalosa, su elegancia, sus modales graciosos y su finura nunca pasan desapercibidos, como si la aristocracia fuera la clase a la que pertenece por derecho propio.
Aunque atractiva, la timidez le impide pisar fuerte allí donde otras mujeres con la mitad de su clase, triunfarían. Aunque la meta de la Cabra es trepar por altos riscos, a veces el vértigo la paraliza.
Coqueta -aunque no presumida-, femenina, encantadora… la mujer Cabra se cierra como una flor ante la noche, protegiendo su intimidad a toda costa.
Y lo cierto es que es una verdadera lástima que una persona tan adorable se vuelva fría, arisca y calculadora al menor atisbo de peligro.
Esta mujer se pasa toda su vida buscando una posición si no elevada, al menos honrosa. Para coronar la cima, sabe que la educación es importante y, por ello aprenderá con una rapidez casi instintiva los modales más correctos.
También querrá estudiar una carrera, zambullirse de cabeza en una profesión que le facilite la ascensión, pero puede dejar todo de lado, por un matrimonio ventajoso que la coloque directamente en un alto escalafón social.
Realista a más no poder, es muy escéptica con todo aquello que no ve con sus propios ojos. Ella no cree en cuentos de hadas ni en nada parecido, pero sueña con viajar en una carroza de oro y ocupar el trono junto a su príncipe azul.
Claro que si éste aparece convertido en rana, difícilmente podrá darle un beso. Ella es muy escrupulosa y necesita armonía a su alrededor para sentirse relajada.
Por eso se fija en los hombres guapos, elegantes y ricos; ahora bien, si se enamora de un hombre sencillo, no dudará en espolearlo hasta que llegue a la cumbre más alta.
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