Aunque sea algo tímido, Capricornio siempre mantendrá la cabeza bien alta, manifestando la altivez digna de un príncipe.
Con esa apariencia de hombre duro o, al menos, soberbio, Capricornio protege su sensibilidad de los ataques del medio exterior.
Pensemos que su imagen es una excusa para que la sociedad le acepte. Otra cosa que no pasa desapercibida para nadie es el estilo de este hombre.
Puede que sus movimientos no sean tan elegantes como los de otros signos, pero Capricornio sabe elegir a la perfección la ropa que mejor le sienta y ofrecer la imagen más adecuada en cada momento.
En una fiesta de alto copete, el hombre Capricornio se vestirá de etiqueta con gran naturalidad.
En su vida diaria, prefiere la ropa de sport, de buena clase, pero bastante tradicional. En el monte, ofrecerá la imagen de un perfecto David Crocket.
La verdad es que si no fuera por ese aire de abatimiento que se cierne sobre su cabeza, este hombre sería uno de los favoritos de las mujeres.
Pero aunque sobre este nativo pesa una terrible fama de ser uno de los signos más sobrios, aburridos y circunspectos, lo cierto es que hay que saber ahondar en sus profundidades para encontrarse con cualidades bastante bellas. Una forma de lograrlo es halagándole.
Aunque no lo parezca, le encanta que le alaben. Capricornio no manifiesta nunca sus sentimientos de forma abierta, por eso se le tacha de ser frío y calculador, pero cuando alguien logra quitarle la carcasa y mirar en su interior, encontrará una persona deseosa de amar y ser amado.
Es ese el motivo de que cuando encuentra a su media naranja, se muestra como uno de los hombres más fieles y protectores del planeta.
En el fondo, Capricornio es un caballero que se ha equivocado de época y, sin duda alguna, es el sentido del deber el que guía sus pasos por este mundo que le ha tocado vivir.
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