Naturalmente egoísta, Aries puede llegar a ser también apasionado, tierno y leal.
Pero hasta que no encuentre la pareja que le permita desplegar simultáneamente estas tres cualidades, se limitará a poner en evidencia sólo la primera.
Expresión de su pasión siempre a flor de piel, su mirada suele irradiar un atractivo al que resulta difícil resistirse, ya que parece ser la promesa de que, en el terreno sexual, en cualquier momento puede encenderse una hoguera.
Como detesta los romances rutinarios, no se cansa de sorprender y divertir cada día a su pareja con su audacia y su sentido del humor. Se siente bien coqueteando y seduciendo. Vive cada nueva relación como un excitante desafío. Adora conquistar la presa amorosa que desea y, por lo general, cuando la ha conseguido, su interés disminuye.
Pero cuando se enamora de verdad, se torna más vulnerable y demuestra toda su capacidad de ternura. Despótico y egocéntrico, puede dejar aflorar entonces su aspecto más generoso y entregarse sin reservas, aunque, con el estilo frontal que lo caracteriza, tampoco en esta ocasión dudará en pedir a cambio lo que quiere y en tomar las riendas de la relación.
Aries rara vez es capaz de renunciar a sus deseos y ni siquiera el amor logrará hacerlo dejar de lado sus caprichos. Su voluntad debe cumplirse como si se tratara de una ley y si esto no sucede, se alejará de la pareja que se anime a desobedecerlo.
En el terreno del amor, como en muchos otros terrenos de su vida, hacer una concesión le resulta prácticamente imposible, porque siempre antepone su interés personal al de la persona amada.
Su nivel de exigencia es tan alto, que no admite permanecer al lado de alguien a quien no considere un “ganador” y para estar bien seguro del amor que ese alguien le profesa, lo someterá a pruebas a las que jamás aceptaría someterse él mismo.
bibi says
es maravillosa esta pagina y lo que dicen es muy real..