Planeta dominante: Urano
Aunque actualmente se afirma que Urano es el planeta dominante de Acuario, hay todavía muchos que prefieren ligarlo con Saturno; ya que, antes del descubrimiento del planeta Urano, se creia que Saturno era el decisivo.
Los reiterados estados de ánimo melancólicos en que incurren muchos de los nativos de este signo parecen corroborar esa creencia; pero al ser un signo del elemento aire, Acuario no sólo dota de positividad y confianza, sino también de ligereza y vivacidad.
Una persona así influenciada puede ajustarse con gran facilidad a muy distintas circunstancias.
El tener tan amplia gama de cosas que hacer y en las que pensar le deja además muy poco tiempo para sentirse triste o autocompadecerse.
Aunque sus estados de ánimo pueden pasar rápidamente desde la angustia deprimente a la exaltación, normalmente vence la exuberancia, que es la que suele predominar.
Esto es cierto incluso en los momentos en los que se distancia deliberadamente tanto de propios como de extraños, pareciendo inclinarse a una revisión resentida de rechazos y agravios imaginarios —los nativos de Capricornio experimentan también esta tendencia, de la que siempre se ha culpado a Saturno.
Afortunadamente, en el caso del aguador —símbolo de Acuario—, la inquietud y la curiosidad pronto vencen a su deseo de una soledad voluntaria.
Se une prestamente a un grupo alegre o activo, cuya conversación y risas aporten un rápido olvido a sus recientes sentimientos de infelicidad.
Hace amigos con facilidad, pero no siempre los conserva. Aunque sentimentalmente amable y considerado con los miembros de su propia familia, suele desconfiar de todos los demás, manteniéndoles a distancia o haciéndoles ponerse a la defensiva sin ninguna razón que lo justifique, lo que provoca muchas veces la pérdida de sus amistades en la enredadera de los malentendidos.
La política no le interesa gran cosa, pero ama las multitudes y el bullicio de las campañas electorales, la pompa y la ceremonia, los altos dignatarios con sus atuendos formales.
Para él, las bandas de música y los alegres desfiles representan actitudes democráticas y propósitos altruistas.
Sus convicciones pueden ser frecuentemente muy estrechas y llenas de obstinados prejuicios; pero si se consigue convencerle de que reconsidere un determinado concepto, no habrá nadie más justo e imparcial —aunque le resultará difícil admitir su anterior intolerancia—.
Lo que suele ocurrir es simplemente que no ha profundizado lo bastante sobre el tema, pues se muestra especialmente distraído cuando los demás exponen puntos de vista contrarios a los suyos.
Hay pocos Acuarios que no posean un gran talento para la música, la mímica o el diseño, aunque también hay muchos que no consiguen desarrollar sus talentos latentes en estos campos.
Son numerosos los que se dedican al teatro, al diseño de vestuario o decorados, a cantar o a actuar.
Sea lo que sea lo que el hombre Acuario se proponga alcanzar, posee la capacidad, la resistencia física y la resolución necesarias para lograrlo.
Aunque su mente suele estar plagada de fantásticas imágenes e ideas revolucionarias que no siempre es posible llevar a la práctica en ese momento, esas ideas delinean muchas veces acontecimientos futuros que los demás, al carecer de la visión que proporciona Urano, se muestran lentos en aceptar.
Odia fanáticamente las coacciones, las restricciones e incluso las críticas, y debe seguir siempre los dictados de su propia voluntad.
Está, por tanto, más capacitado para planificar un proyecto que para seguir las directrices de cualquier otra persona.
Puede mostrarse indolente, pero sólo cuando algo no le interesa realmente. A pesar de estar dotado de entusiasmo y agresividad, quizá desperdicie sus talentos por carecer de grandes incentivos y por su desagrado ante el trabajo constante y aplicado.
No obstante, cuando falla todo lo demás, su profundo aprecio hacia la belleza en todas sus formas está siempre presente para espolearle; y cuando encuentra una meta adecuada, su diligencia se halla fuera de toda duda.
En caso necesario, puede dedicarse incluso a tareas rutinarias, aunque siempre trazando él sus propios horarios y planes. (Sus manos parecen imbuidas de la magia de la creación y sus dedos conspirar con la naturaleza para la consecución de logros llenos de inspiración.)
Pertenece a un signo más intelectual que físico, pero toda su existencia se ve impregnada de un intenso deseo de afecto y cariño.
Se muestra bien dispuesto a darse a sí mismo y no es nunca tan feliz como cuando se entrega al ser amado, pero carece de fe en su propia valía o poder para atraer a los demás.
La menor señal (real o imaginaria) de pérdida de interés por parte de su compañera femenina le empujará directamente a los brazos de otra.
Esta cualidad quizá sea para su bien, pues le protege de prolongados ataques de sombrío abatimiento. (Externamente parece absolutamente feliz y tranquilo ante lo que considera como una «defección» o «abandono».)
Al igual que su «hermano» Libra, en el matrimonio necesita una mujer que le permita las libertades propias de la soltería, al tiempo que mantiene un acogedor «nidito» para cuando se le ocurra volver. (Si está seguro de la sinceridad de su compañera, puede llegar incluso a serle fiel.)
El abrumador número de aventuras amorosas a que se entrega desde la adolescencia parecen sugerir una gran volubilidad o unos sentimientos poco profundos, pero deplora y teme la inconstancia en los demás.
Como Diógenes, busca la verdad, y como los nativos de Géminis, un amor eterno. Sus propios afectos vacilan o parecen ser sólo de efímero interés, debido al temor o a la sospecha de que sus avances reciban respuestas fingidas. Si las emociones de la mujer no son serias y profundas o si el deseo no es mutuo, la relación durará muy poco tiempo.
El hombre Acuario siente siempre la necesidad de una devoción y simpatía duraderas, sin las cuales se reducen mucho sus probabilidades de obtener éxito en la vida. El amor estimula sus actividades creativas y le proporciona una mayor fe en sí mismo.
En su vida suelen abundar los episodios sexuales, pero le dejan largas horas de remordimiento y obsesión, atormentado por los fantasmas de Si no… y de Podía haber ocurrido de otro modo; pues el Acuario se da finalmente cuenta de que, si su búsqueda no fuese tan frenética y sus repudios tan irreflexivos y apresurados, podría haber reconocido en algunas de las mujeres de su vida una necesidad afín de integridad y romántica constancia.
Aunque no suele ocurrir, puede considerarse afortunado el nativo de Acuario que, a una edad temprana, encuentra una compañera fiable y responsable que satisface plenamente sus esperanzas. En ese caso su vida suele caracterizarse por una felicidad sin posible paralelo.
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